En la época dorada del Belén ( siglo XVIII ) surgió la necesidad de hacer figuras más pequeñas para colocarlas en la lejanía y dar más perspectiva al “presepe”.
Al mismo tiempo era muy difícil, por espacio y precio, colocar un Belén Napolitano de tamaño clásico, salvo en palacios o grandes estancias, así que con el progreso de la burguesía, y su afición por el Belén, surgió una nueva escuela de artesanos que hacían figuras enteras de terracota de menor tamaño y que dió origen al Belén Napolitano popular, que es el que actualmente se coloca en la mayoría de los hogares napolitanos.
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Éstas figuras pueden ser desde los 14 cm. hasta 5 cm. Por debajo de éstas medidas están las llamadas “moschelle” (miniatura en dialecto napolitano) hasta 3 cm. y aún más pequeñas, las “micro-moschelle” de 1,5 cm.
Aún con éstos tamaños, se encuentran totalmente hechas y pintadas a mano, eso es lo que hace que el Nacimiento Napolitano sea tan especial.
Éstos Nacimientos van generalmente construidos sobre un peñasco “scoglio” y a menudo son circulares, es decir que se pueden admirar por todo su contorno.
Apuntes breves sobre las diferentes figuras que se pueden encontrar en Nápoles para los Belenes.
Antes que nada, cometaros que todas las figuras integrantes del Belén en Nápoles reciben el nombre de “Pastori”, sean el personaje que sean.
El surtido de figuras que se puede encontrar en un paseo por S. Gregorio Armeno y calles adyacentes es enorme, iremos hablando de los tipos existentes a lo largo de distintos posts.
Empezaremos por las más clásicas, las del Nacimiento “rococó” de 1700.
Estas figuras son del tamaño llamado “terzina” de 35 cm. con la cabeza , manos y pies de terracota. En la cara pueden llevar ojos de cristal. El cuerpo es un maniquí de alambre forrado de estopa que luego va vestido con trajes de tela de mayor o menor riqueza, según el personaje que representen.
También llevan complementos, como joyas o utensilios adecuados a su oficio u ocupación.
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Desde los alimentos para confeccionar los puestos del mercado, hechos de cera y con una calidad y belleza increíbles, hasta las jaulas, faroles, cancelas de hierro, rejas de ventanas, botellas de vidrio, cestos, loza, hacen del Nacimiento Napolitano un auténtico cuadro de costumbres.
Éste Belén estilo “700” no es fácilmente asequible ni por su tamaño ni por su precio para las casas actuales, por lo que ha ido disminuyendo poco a poco y ahora se encuentran “pastori” de todas las medidas.
Otras curiosidades (en relación con el Nacimiento Napolitano).
Carlos III, rey de Nápoles antes de serlo de España, fué un enamorado de las representaciones navideñas napolitanas. A ésto se unió el descubrimiento en Meissen de la composición de la pasta de la porcelana, secreto guardado celosamente por China.
Meissen era territorio regido por el suegro de Carlos, con quien compartió el secreto, fundando éste último la fábrica de Capo di Monte.
En ésta fábrica se hicieron manos y cabezas de figuras, para insertarlas luego en maniquíes vestideros flexibles y capaces de adoptar distintas posturas, gracias a un cuerpo de alambre recubierto de cuerda enrollada. Esta idea no era nueva, pero fué excelentemente ejecutada con el complemento de unos vestidos que buscaban reflejar con telas ricas o pobres, delicadas o bastas los modelos de la vida real.
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La destreza de los napolitanos hizo el milagro de convertir la Nápoles del XVIII en un reino en miniatura, capaz de ser encerrado en una habitación. Cuando Carlos III se trasladó a España, trajo el entramado e incluso los artistas de Capo di Monte, para fundar la Fábrica del Buen Retiro.
El primer dato histórico que se conoce es de principios del siglo XIV, en el que el arzobispo de Amalfi, en la costa de Nápoles, realizó un nacimiento con figuras policromadas de tamaño natural compuesto por la Virgen María, San José, el Niño, la mula y el buey.
A partir de 1520 se incorporaron al conjunto figuras de pastores y ovejas.
La figura corpórea de belén más antigua que ha llegado a nuestros días es una Madonna recostada post partum, procedente del pesebre del convento de Sta. Clara en Nápoles fechada en 1340. Actualmente se halla en el Museo de la Certosa de San Martino de Nápoles.
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Así pues, Nápoles y su entorno constituyen el centro desde el que la representación “en volumen” del Nacimiento se expande en todas direcciones.
Referencia tomada en: “Un Belén Napolitano del siglo XVIII”.
Carmelo y Emilio García de Castro Márquez
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La primera vez que aparece una representación de ellos, es en las catacumbas de Priscilla en Roma, dónde, en un muro, hay una pintura del año 150 en la que se ve a la Virgen María con el Niño en brazos y los tres Reyes Magos.
Por otra parte, el Evangelio armenio apócrifo del siglo IV, describe el viaje de los Magos y registra por primera vez sus nombres: Melkom, Balthasar y Gespar.
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Según la tradición, en el año 490 los restos de los tres reyes fueron llevados por santa Elena a Constantinopla, después a Milán y desde allí a la Catedral de Colonia, donde reposan en un triple mausoleo de mármol.
Fuentes "Un Belén Napolitano" de Carmelo y Emilio García de Castro.
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Si te gusta el mundo de los Nacimientos, Nápoles es una visita obligada.
Un paseo (que se hará agradablemente interminable) por Vía Tribunali, S. Biagio de librai y S. Gregorio Armeno, es imprescindible para ver con detenimiento todas las figuras y complementos que hay a lo largo de todas ellas.
La calidad es muy variable, pero allí están desde los más populares hasta los mejores talleres. Y sin olvidar que en toda la ciudad no faltan anticuarios o iglesias o museos con Belenes antiguos espectaculares. No puedes perderte el de la Certosa (cartuja) de S. Martino, Museo Cappodimonte y el de la Iglesia de Sta. Clara.
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Lo que te acaba atrapando de Nápoles es el respeto absoluto que tienen por sus tradiciones. En su iconografía siguen unas pautas exactas a las que dieron origen al Napolitano del siglo XVIII (estilo settecento). Dicen los napolitanos que su Belén es "una página del evangelio traducida al dialecto napolitano".
Allí, todavía hay gran cantidad de artesanos que siguen modelando las figuras de terracota manualmente. Tanto las cabezas y extremidades de las grandes, vestidas (35 cm.) "estilo 700" como las figuras pequeñas (10- 1,5 cm.) enteras de terracota del nacimiento napolitano popular o "estilo 800"
Así que, cada figura del Belén es una pieza única.
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